Sólo queda tu fachada apuntalada por la espalda. Te han arrancado de cuajo el corazón y las horas, los días, las palabras, los pasos escritos durante años. El sol de la media tarde ocupa las viejas estancias vacías ahora y huecas dejando adivinar tu secreta esencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario