
Blanqueaba ya el camino
bajo los pies cansados
mientras el sol gritaba
silencioso su partida.
Un recuerdo triste lo inundaba
todo.
Y las lágrimas volaban
a las nubes encendidas
más allá de la mirada.
La soledad se hacía grande
en la garganta,
esperando una mano imaginada
quizás soñada, vivida, recordada.
¿Por qué regalas sol tu luz
incandescente
al caminante solitario
arrancando su alma y sus raíces
de la senda y con tus alas
busque volando el horizonte?
No hay comentarios:
Publicar un comentario