miércoles, 15 de octubre de 2014

Paisaje infinito.

Me gustan los paisajes infinitos y cambiantes que pintan las nubes en el cielo. Me gusta ver recortarse las copas de los árboles mientras se funden con las figuras caprichosas que las unen a las estrellas. Me gustan las luces misteriosas, los valles inmensos, los montes pasajeros y fugaces, las cumbres etéreas y mudables. Caminos que nacen y desaparecen, castillos, mares, islas, eternidades ocultas tras un soplo. Me gusta cuando miras a las nubes buscando una respuesta única a tus mil preguntas de siempre. ¿Estás mirando ahora allí, tan lejos? Asómate y mira.

nicolás vaquero martín.


Ramas desnudas.

En las desnudas ramas muertas
que de tu tronco nacieron ayer
está escrita la pequeña historia
de tu noble ser.
Tendiste los brazos al cielo
esperando la vida con fe
la luz fue la fuerza
que a ese corazón llegó.
Tu silueta recortada en el horizonte
es testigo de la verdad eterna
que das fe de la vida en la muerte
pues con las desnudas ramas muertas
nos muestras el camino,
la pasión de la existencia.
Cada nuevo amanecer
la luz sigue bañando tu huella
derramándose serena
en los corazones despiertos
contando la pequeña historia
que empuja a las almas solitarias
en brazos de la belleza.

nicolás vaquero martín.

Mil caminos.


Mil caminos recorro
mil caminos por recorrer
cada vez que siento su llamada
vuelvo para encontrar
los mismos caminos de siempre
para recordar
que mil caminos recorro
en busca de la verdad.

nicolás vaquero martín.


Siembra.

Siembra en mis ojos
una semilla de luz
que me abra el camino
de la verdad eterna.

Siembra en mi corazón
una semilla de esperanza
que me abra las puertas
de la amistad sincera.

Siembra en mis sentidos
una semilla de amor
que me abra las puertas
de la plenitud completa.

nicolás vaquero martín.

Algo más.

Deja que esta vorágine esmeralda te envuelva. Penetra hasta lo más íntimo de su naturaleza. ¿Ves estrellas?
Si ves estrellas, si intuyes el universo, has comprendido el mensaje. Algo más.

Castillo de cristal.

Ese castillo de cristal y plata
que reluce y brilla
y en los sueños vuela
entre las dunas inmensas.

Ese palacio de espejos y luces
que confunde los sentidos
estremece los corazones
y rompe todos los silencios.

Suavemente recorro tus estancias
como si levitase
bajo las estructuras blancas.

Sueñas despierto
respiras el tiempo
la esperanza es tu alimento
lloras espacios eternos
mientras buscas tu nombre.

Al fin todo se desvanece
en una oscuridad que oprime
hasta ahogar el grito desesperado
del hombre.

Castillo de cristal y plata,
no vuelvas ya.

nicolás vaquero martín.

Te traigo.

Hoy te traigo la luna,
asomándose en silencio
tras las hojas de los árboles.

La verdad es sólo una,
aunque la busquemos todos;
tamién se asoma callada,
velada tras los cristales
oscuros de la impaciencia.

Hoy te traigo la luna,
para que la mires de frente
y, cuando te pregunte
por el sol que arde,
calles, sonrías y oigas
su lamento perenne.

nicolás vaquero martín.



Lambda.


Espectador.

Parece que estoy encerrado en la pantalla. Sin embargo estoy al otro lado, detrás de mi cámara, soy también espectador.


Miro, luego existo. Todo lo demás se mueve.

Llueve en tus ojos.

Hay lluvia en los ojos,
lágrimas del viento, cansadas
unidas a este destino absurdo.

Hay lágrimas de dolor
profundo,
viajando libres por la mejilla.
Lágrimas de soledad eterna,
rodando hasta unos labios solos.
Lágrimas lentamente destiladas
bajo el yugo inmisericorde
del tiempo.

¿Qué será de tu sonrisa
y de tus labios tiernos,
qué será de tu corazón abierto?

¿Acaso se cerrarán las puertas
de tu mundo interior secreto?

Si te vas, llévame contigo,
de tu mano serena y firme
camino del universo.

nicolás vaquero martín.

Ese beso.

Me sobran palabras
para destilar mi dolor
me sobran silencios
para susurrar mis anhelos.
Sólo quiero un beso,
sólo eso.

Se clava la ausencia
se clava el desprecio
me hiere la indiferencia
me mata el vacío completo.

Me sobran palabras
para gritar soledad
no me alcanzan las fuerzas
para poder avanzar.

Sólo quiero un beso,
sólo eso:
ese beso.

nicolás vaquero martín.

No estás tu.

Y no estás tú,
paso a paso,
y no estás tú.
Kilómetros y kilómetros,
y no estás tú.
Busco dónde no estás
paso por dónde no vas
respiro otro aire
pienso otro mundo
anhelo otro paraíso,
y no estás tú.
Tiendo mi mano,
y no estás tú.
Abro mis ojos,
y no estás tú.
No tengo mano,
ni ojos, ni mundo,
ni paraíso ni aire
si no estás tú.

nicolás vaquero martín.


Cocina del odio

La cocina del odio
exhala humo negro
mugriento,
que apaga la luz intensa
del amor.

Vertemos a otro lado
los residuos del desprecio
para no ensuciar 
los labios hipócritas
y los falsos corazones.

La cocina del odio
está hoy apagada
bastará un rayo de luz
para limpiar su rastro
y hacer brillar las almas.

nicolás vaquero martín.

Si lloraras.

Vierte lágrimas cuando el dolor lo invade todo, verás la belleza aparecerse ante los ojos, comprimida en una gota que destiló la soledad; gózala, dilúyete en ella, rueda hasta un beso y volverás a nacer.

nicolás vaquero martín.


Sombra de la reja



                                              Junto a la sombra de la reja
mi sombrá puedes ver
cuando espero a que tú vengas
al anochecer.
Junto a la sombra de la reja
busco tus besos de ayer
busco tu mirada en la mía
partiendo en dos el tiempo,
antes y después.


nicolás vaquero martín.

miércoles, 18 de junio de 2014

Mira al cielo.

¡Mira al cielo! ¡Más allá de las nubes! ¡Hasta la última estrella del universo!
Si puedes verla, aún hay esperanza. 
Podrás colorear ese cielo gris y amenazante para que derrame el bien sobre la tierra.

nicolás vaquero martín.

Último aliento.


En el último aliento
aún regalas belleza
tus pálidos pétalos
se sostienen apenas
arrugados y mustios
pero libres por siempre.

En el último suspiro
gritas a la vida:
¡no te vayas amiga!
que he de volar
todavía los espacios eternos
ese aire que respiras.

Tómame y llévame
a tu corazón dormido
te regalaré mi último aliento
te daré la vida
con el último suspiro.

nicolás vaquero martín.

martes, 17 de junio de 2014

Agua fresca.

En el agua fresca y clara 
de este arroyo perdido
lava, limpia tu cara
abre los ojos, mira sin miedo
a la verdad.
Sentirás frío,
pero te reconfortará.
Verás que tu corazón ansía
agua nueva y fría
para despertar.

Nicolás Vaquero Martín.

Del alma.

En esos paisajes del alma, interiores profundos de viejas heridas secretas, entre las siluetas oscuras de esas conocidas ramas prendidas en la tierra, jugando entre las aristas rectilíneas de abandonados edificios llenos de historias olvidadas respiran, alientan, se resguardan los más queridos recuerdos de una vida intensa, cumplida de esperanzas y de anhelos, colmada, como todas, de dolor y desengaño. Pero ¡mira tu! que miras, y medita: es un contraluz, hay luz, pero nos ciega, porque no hemos aprendido a mirar. 

nicolás vaquero martín.

Nostalgia.

Nostalgia de mundos escondidos
de aires ocultos
de luces secretas.
Nostalgia de susurrantes voces
de verdades que rompen
las almas ingrávidas.
Nostalgia de alientos perdidos
de manos fundidas
de abrazos profundos
de besos sin tiempo.
¿Nostalgia?
Buscando caminos del cielo
mientras el viento mece las ramas
escrutando las nubes inquietas
entre los rayos de luz hirientes.
Nostalgia.

nicolás vaquero martín.

Añoranza.

 Añoro los atardeceres rojos
de mis sueños olvidados.
Ansío un nuevo cielo de poniente
pintando  su dolor eterno,
que haga sonar la solitaria cuerda
de la belleza,
en los corazones limpios
de cadenas, ataduras
y alambres de espino.


nicolás vaquero martín.

domingo, 4 de mayo de 2014

Muro.


Un muro de muros, inaccesible,
se levanta, insultante, ante tu mirada triste.
Cada muro que has levantado,
cada puerta que has cerrado,
cada caricia, cada abrazo que has evitado,
se interponen, ahora, entre tu camino y tú.

Pides, gritando, un arma para derribarlos;
ruegas, llorando, un instrumento para evitarlos;
exijes, con ira, que sean retirados.

Un muro de muros, impenetrable,
puedes atravesar con sólo un secreto:
Mira con alegría, levanta puentes seguros,
abre puertas de par en par,
abraza, acaricia y besa,
porque así podrás amar.

Verás caer, uno sobre otro, cada muro, derribado
y para siempre tu camino se abrirá ante ti.

Nicolás Vaquero Martín.

miércoles, 23 de abril de 2014

¡Adelante!


Sigue caminando
me dices
avanza más allá
susurras con ternura
y verás
anuncias inquietante.
Sigue caminando
hasta que falte el aliento
porque en la distancia
encontrarás las respuestas
que anhelas tanto.
Miro tus ojos
veo tu rostro
siento tus manos
y creo, y avanzo y amo.

Nicolás Vaquero Martín.



martes, 22 de abril de 2014

No es lo que ves.


No es lo que ves, es lo que sientes. La cámara refleja la realidad pero ¿qué parte de la realidad?
Entre miles de millones de tomas, una es la elegida. Pero no basta, porque allí, había más. No se puede explicar, no se puede apenas transmitir. Entonces mancho aquí, oscurezco allí, resalto acá, emborrono más allá y, ahora sí, puedo enviar un mensaje que quizás puedas leer.

Nicolás Vaquero Martín.

Marchitándome.

Me desprendí, vanidosa,  de mi rama;
caí, junto a las otras, en el suelo;
volé mientras seguía un sueño
sin pensar que puse en ello el alma.

Entrego mi belleza efímera
marchitándome perdida
entre una selva de hojarasca muerta
y la cruel indiferencia del destino.

Tu, que me miras ahora,
guardamé viva en tu retina
para llegar a tu corazón un día
y vivir para siempre a ti prendida.

Nicolás Vaquero Martín.

Agua fresca.

Distancias infinitas de caminos polvorientos
abrasadores rayos, inoportunos vientos,
arena en los ojos, polvo en las manos
vacías del tiempo.

Te encontré, agua fresca, sobre mis labios
corriendo.
Fuente de la dicha, final del tormento,
agua de la vida, que alivia el dolor eterno.

Los pies, las manos, la voz, el aliento
el agua cristalina acaricia mi sed
el agua pura lavando las heridas
despierta el corazón ya casi muerto.

Bebo y sonrio, camino y tiempo,
bebo y lloro, porque también recuerdo,
bebo y bebo camino y pienso
hablo contigo y el agua corriendo.

Nicolás Vaquero Martín.

lunes, 21 de abril de 2014

Abandono.

Viejos rincones del tiempo
habitan corazones solitarios
gritos, risas y llantos,
lamentos y susurros tiernos
quedaron prendidos por siempre
en las viejas paredes rotas.

La urdimbre bajo las tejas
ha cedido al abandono
comida de soledad y años
se abrió de par en par al viento.

Dime tú ¿qué fue de aquellos días?
¿qué fue de los que alentaron
entre estos muros sedientos
de gritos, risas y llantos,
lamentos y susurros tiernos?

Abandono, soledad y ruina
reinan ahora por dentro,
mientras los muros resisten
firmes, fuertes y recios,
hasta que esperanzados, los corazones,
vuelvan al hogar eterno.

Nicolás Vaquero Martín 2013

Rostro en piedra.

He pintado el rostro sobre la piedra
para que sepáis que estuve allí
un ahora y un aquí que fueron ya.

He fundido el muro y la mirada
para que comprendáis que sentí,
al ver ruina, olvido y soledad.

He recibido su fuerza,
para ver con otros ojos
y poder mirar muy lejos.

He sentido los latidos de la tierra
los lamentos del hombre
el llanto de las miserias
la esperanza eterna.

He mirado al cielo
he vuelto al camino
he retado al tiempo.

Nicolás Vaquero Martín.

Pasaje del tiempo.

Pasaje del tiempo

llévame otra vez allí.
Pasaje del tiempo
quiero volver a sentir
como se estremece el viento
como tiemblan las piedras
y sonríen las estrellas.
Pasaje del tiempo
en un viaje sin retorno
llévame otra vez allí.


Nicolás Vaquero Martín.

Al atardecer.

Al atardecer la luz suave me conmueve,
el plácido cielo, en el horizonte,
invade la eternidad por siempre.

Al atardecer los recuerdos vuelven,
unos labios, unos ojos, un aliento,
un suspiro sin tiempo.

Al atardecer miro más lejos
miro más tierno.

Nicolás Vaquero Martín.

miércoles, 2 de abril de 2014

Refugio.

Al atardecer me refugio en las nubes
que pasan despacio tras las ramas
que se mecen suavemente cediendo
al viento cansino de este día largo.

Al atardecer me refugio en las cálidas
luces, los aromas del final del invierno,
dejo que me inunde la esperanza, la abrazo
y descanso en ella mientras sueño
mundos imposibles pero ciertos.

Al atardecer siento la fuerza de la tierra
arrastrando el tiempo
siento la energía que sustenta
la indescifrable fuente de la vida.

Cierro los ojos, respiro hondo y
vuelo, anhelo, deseo, siento,
vivo.

Nicolás Vaquero Martín.

Lo sabe.

Nunca llegará al cielo,
lo sabe,
nunca acariciará las estrellas,
lo sabe,
nunca enredará sus ramas
con la luz eterna y,
lo sabe,
nunca verá, ni oirá, ni caminará,
lo sabe,
pero nadie como él
se erguirá incansable
abriendo sus brazos por siempre
a la inmensidad infinita
que existe sobre él y,
también lo sabe.

¿Tú lo sabes?


Nicolás Vaquero Martín.

martes, 1 de abril de 2014

Se hace el frío.

Se hace el frío, la oscuridad, la noche.
La lluvia golpea el rostro cansado,
se mezcla con lágrimas de soledad
mientras se desliza suavemente
acariciando la piel.

Se hace la eternidad del alma
nace la flor marchita de la desesperanza.
Mientras una mano tendida
aprieta con fuerza, para salvarla.

¿Habrá una mano amiga cuando me vaya?
¿Habré tendido mi mano con generosa calma?


nicolás vaquero martín.

Preguntas.



Me pregunto si hablará esa cara de piedra
con un chorrito de agua que le sale de la boca.
Dice "agua no potable" ¡no se puede beber!
pero ¿tendrá algo que decir?

Escucha cara de piedra ¿creceré mucho?
¿seré feliz, me casaré, tendré hijos, volaré alto?

No contesta esta cara de piedra,
pero tengo tiempo, seguiré preguntando.

Oye cara de piedra ¿dónde está la última estrella?
¿me querrá ella? ¿iré muy lejos?
Y sólo dice: "agua no potable"
tendré que preguntar en otra parte:
quizás mis padres...
quizás.

Nicolás Vaquero Martín.

lunes, 31 de marzo de 2014

El agua que te lleva.

Miras correr las aguas
corriente abajo,
ves como pasa la vida
en sus trabajos.
El agua te va acabando
con cada lágrima
con cada gota perdida.

Miras correr las aguas
corriente abajo
atrás quedaron las fuentes
los arroyos, los torrentes
y en este correr penúltimo
ves como el agua te acaba
te lleva sin que tu puedas
respirar.

Miras correr el agua
y juntas tu llanto
a su corriente viva 
por si te devuelve
alguna sonrisa
que se olvidó curso arriba.

Nicolás Vaquero Martín.

Porque lloraban mis ojos


Y si el cielo estaba rojo
porque lloraban mis ojos
y las cálidas lágrimas
resbalaban perdidas,

¿cómo iba a contártelo?

Y si el cielo estaba rojo
porque lloraban mis ojos
tristes de ver dolores
rompiendo los corazones

¿por qué no iba a explicártelo?

Para que tú me comprendas:
el cielo estaba rojo
porque lloraban mis ojos.

Nicolás Vaquero Martín.

sábado, 29 de marzo de 2014

El eco de tu voz

Se extingue el eco de tu voz en el tiempo,
un lejano susurro son tus gritos de ahora,
mientras una lágrima se desprende frágil
del hierro tenso de tu soledad eterna.

Qué ha sido de tus palabras mágicas
que alcanzaban corazones tiernos;
qué fue de esas sílabas en caricias
fundidas con amor en los encuentros.

Se apaga el rastro de tu luz en los caminos
se pierde el aroma acogedor y fresco
de los sentidos versos.

Al fin ¿qué queda? ¿un suspiro de viento?
¿una lágrima suspendida en el alambre?
un leve lejano y pálido recuerdo.

Nicolás Vaquero Martín.

Busca tu sol

Tiendo al cielo
mis brazos en flor.

Conozco mis límites
y hundo muy dentro del suelo
mis raíces.

Mi libertad es absoluta
cuando mi belleza brota
y da sentido a mis ramas
y pone música a mi alma.

Parezco preso en la tierra,
pero ella me da la vida,
que alimenta el sol.


Busca tu tierra, busca tu sol
da sentido a tu alma
pon música a tu corazón.

Nicolás Vaquero Martín.