martes, 22 de abril de 2014

Agua fresca.

Distancias infinitas de caminos polvorientos
abrasadores rayos, inoportunos vientos,
arena en los ojos, polvo en las manos
vacías del tiempo.

Te encontré, agua fresca, sobre mis labios
corriendo.
Fuente de la dicha, final del tormento,
agua de la vida, que alivia el dolor eterno.

Los pies, las manos, la voz, el aliento
el agua cristalina acaricia mi sed
el agua pura lavando las heridas
despierta el corazón ya casi muerto.

Bebo y sonrio, camino y tiempo,
bebo y lloro, porque también recuerdo,
bebo y bebo camino y pienso
hablo contigo y el agua corriendo.

Nicolás Vaquero Martín.

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