miércoles, 23 de abril de 2014

¡Adelante!


Sigue caminando
me dices
avanza más allá
susurras con ternura
y verás
anuncias inquietante.
Sigue caminando
hasta que falte el aliento
porque en la distancia
encontrarás las respuestas
que anhelas tanto.
Miro tus ojos
veo tu rostro
siento tus manos
y creo, y avanzo y amo.

Nicolás Vaquero Martín.



martes, 22 de abril de 2014

No es lo que ves.


No es lo que ves, es lo que sientes. La cámara refleja la realidad pero ¿qué parte de la realidad?
Entre miles de millones de tomas, una es la elegida. Pero no basta, porque allí, había más. No se puede explicar, no se puede apenas transmitir. Entonces mancho aquí, oscurezco allí, resalto acá, emborrono más allá y, ahora sí, puedo enviar un mensaje que quizás puedas leer.

Nicolás Vaquero Martín.

Marchitándome.

Me desprendí, vanidosa,  de mi rama;
caí, junto a las otras, en el suelo;
volé mientras seguía un sueño
sin pensar que puse en ello el alma.

Entrego mi belleza efímera
marchitándome perdida
entre una selva de hojarasca muerta
y la cruel indiferencia del destino.

Tu, que me miras ahora,
guardamé viva en tu retina
para llegar a tu corazón un día
y vivir para siempre a ti prendida.

Nicolás Vaquero Martín.

Agua fresca.

Distancias infinitas de caminos polvorientos
abrasadores rayos, inoportunos vientos,
arena en los ojos, polvo en las manos
vacías del tiempo.

Te encontré, agua fresca, sobre mis labios
corriendo.
Fuente de la dicha, final del tormento,
agua de la vida, que alivia el dolor eterno.

Los pies, las manos, la voz, el aliento
el agua cristalina acaricia mi sed
el agua pura lavando las heridas
despierta el corazón ya casi muerto.

Bebo y sonrio, camino y tiempo,
bebo y lloro, porque también recuerdo,
bebo y bebo camino y pienso
hablo contigo y el agua corriendo.

Nicolás Vaquero Martín.

lunes, 21 de abril de 2014

Abandono.

Viejos rincones del tiempo
habitan corazones solitarios
gritos, risas y llantos,
lamentos y susurros tiernos
quedaron prendidos por siempre
en las viejas paredes rotas.

La urdimbre bajo las tejas
ha cedido al abandono
comida de soledad y años
se abrió de par en par al viento.

Dime tú ¿qué fue de aquellos días?
¿qué fue de los que alentaron
entre estos muros sedientos
de gritos, risas y llantos,
lamentos y susurros tiernos?

Abandono, soledad y ruina
reinan ahora por dentro,
mientras los muros resisten
firmes, fuertes y recios,
hasta que esperanzados, los corazones,
vuelvan al hogar eterno.

Nicolás Vaquero Martín 2013

Rostro en piedra.

He pintado el rostro sobre la piedra
para que sepáis que estuve allí
un ahora y un aquí que fueron ya.

He fundido el muro y la mirada
para que comprendáis que sentí,
al ver ruina, olvido y soledad.

He recibido su fuerza,
para ver con otros ojos
y poder mirar muy lejos.

He sentido los latidos de la tierra
los lamentos del hombre
el llanto de las miserias
la esperanza eterna.

He mirado al cielo
he vuelto al camino
he retado al tiempo.

Nicolás Vaquero Martín.

Pasaje del tiempo.

Pasaje del tiempo

llévame otra vez allí.
Pasaje del tiempo
quiero volver a sentir
como se estremece el viento
como tiemblan las piedras
y sonríen las estrellas.
Pasaje del tiempo
en un viaje sin retorno
llévame otra vez allí.


Nicolás Vaquero Martín.

Al atardecer.

Al atardecer la luz suave me conmueve,
el plácido cielo, en el horizonte,
invade la eternidad por siempre.

Al atardecer los recuerdos vuelven,
unos labios, unos ojos, un aliento,
un suspiro sin tiempo.

Al atardecer miro más lejos
miro más tierno.

Nicolás Vaquero Martín.

miércoles, 2 de abril de 2014

Refugio.

Al atardecer me refugio en las nubes
que pasan despacio tras las ramas
que se mecen suavemente cediendo
al viento cansino de este día largo.

Al atardecer me refugio en las cálidas
luces, los aromas del final del invierno,
dejo que me inunde la esperanza, la abrazo
y descanso en ella mientras sueño
mundos imposibles pero ciertos.

Al atardecer siento la fuerza de la tierra
arrastrando el tiempo
siento la energía que sustenta
la indescifrable fuente de la vida.

Cierro los ojos, respiro hondo y
vuelo, anhelo, deseo, siento,
vivo.

Nicolás Vaquero Martín.

Lo sabe.

Nunca llegará al cielo,
lo sabe,
nunca acariciará las estrellas,
lo sabe,
nunca enredará sus ramas
con la luz eterna y,
lo sabe,
nunca verá, ni oirá, ni caminará,
lo sabe,
pero nadie como él
se erguirá incansable
abriendo sus brazos por siempre
a la inmensidad infinita
que existe sobre él y,
también lo sabe.

¿Tú lo sabes?


Nicolás Vaquero Martín.

martes, 1 de abril de 2014

Se hace el frío.

Se hace el frío, la oscuridad, la noche.
La lluvia golpea el rostro cansado,
se mezcla con lágrimas de soledad
mientras se desliza suavemente
acariciando la piel.

Se hace la eternidad del alma
nace la flor marchita de la desesperanza.
Mientras una mano tendida
aprieta con fuerza, para salvarla.

¿Habrá una mano amiga cuando me vaya?
¿Habré tendido mi mano con generosa calma?


nicolás vaquero martín.

Preguntas.



Me pregunto si hablará esa cara de piedra
con un chorrito de agua que le sale de la boca.
Dice "agua no potable" ¡no se puede beber!
pero ¿tendrá algo que decir?

Escucha cara de piedra ¿creceré mucho?
¿seré feliz, me casaré, tendré hijos, volaré alto?

No contesta esta cara de piedra,
pero tengo tiempo, seguiré preguntando.

Oye cara de piedra ¿dónde está la última estrella?
¿me querrá ella? ¿iré muy lejos?
Y sólo dice: "agua no potable"
tendré que preguntar en otra parte:
quizás mis padres...
quizás.

Nicolás Vaquero Martín.